alta-sensibilidad

¿Qué es la
alta sensibilidad?

Como ya sabrás, yo soy una persona AS.

 

La alta sensibilidad o sensibilidad de procesamiento sensorial, es un rasgo de personalidad neutro, esto quiere decir que carece de características expresivas o particulares, con base neurológica relacionado con las conexiones del cerebro y la reacción ante estímulos externos.

Los estudios sobre
la alta sensibilidad

Nuestro cerebro es un poco diferente al del resto de personas sin este rasgo y compartimos un gen (el alelo corto/corto del 5-HTTLPR, relacionado con el transporte de la serotonina) que influye en nuestra forma de ser. Es genético y hereditario y está presente en dos de cada diez personas, tanto en mujeres como en hombres por igual. También está presente en más de cien especies animales.

 

El rasgo fue descubierto por la Dra. en Psicología e investigadora Elaine Aron a principios de los años 90 después de haber realizado un estudio con voluntarios de la Universidad en la que estaba por aquel entonces, pidiendo entrevistar a personas que creyeran ser altamente sensibles a la estimulación, introvertidas o de reacciones emocionales rápidas. Basándose en estas entrevistas, y otras tantas que llevó a cabo, diseñó un cuestionario para perfilar si alguien era altamente sensible, que  más tarde pasaría a ser el test de alta sensibilidad. (Podéis encontrarlo en la pestaña del test).

 

De estas investigaciones también determinó las cuatro características básicas de una persona AS, mas conocidas por el acrónimo PAS, personas altamente sensibles.

¿Como puedo saber si soy
una persona altamente sensible (PAS)

Las 4 características básicas de la alta sensibilidad

Han de darse las cuatro características para determinar tu alta sensibilidad emocional. Si falta aunque solo sea una eres una persona sensible pero no eres altamente sensible.

Pensamiento y procesamiento profundo

Profundizamos mucho en todo lo que sucede en nuestro entorno y en nuestro interior. Somos reflexivas y bastante precavidas ante situaciones nuevas en las que nos paramos a observar antes de actuar y tomar decisiones.

 

Tenemos tendencia a contemplar todas las consecuencias y desde todos los puntos de vista siendo conscientes de las múltiples soluciones e implicaciones  que puede contener el tema del cual nos ocupamos y que ha captado nuestra atención llegando a compararlo con datos y experiencias que nos han acontecido con anterioridad. No siempre lo hacemos conscientemente sino a través de la intuición que nos llega.

Alto nivel de emocionalidad y empatia

Los PAS sentimos emociones intensas, tanto agradables como desagradables. Nos ponemos nerviosxs, nos enfadamos, nos entristecemos, nos ilusionamos, nos enamoramos o nos conmovemos más fácil e intensamente que la mayoría y estas emociones nos suelen durar más tiempo.

Tenemos mayor capacidad para ponernos en el lugar del otro, esto es, empatía. Mostramos una mayor activación en la ínsula*, y una mayor actividad en el sistema de neuronas espejo**. Nos conmovemos con mayor facilidad y nos emocionamos con especial sensibilidad ante manifestaciones de belleza, ante la ternura, en momentos de profunda conexión, ante la felicidad de otras personas, etc.

 

*La ínsula es una región cerebral. Hay quien dice que es aquí donde se localiza el núcleo de nuestra “conciencia“. Los neurólogos nos avanzan que esta estructura funciona más bien como el manantial de nuestras emociones, el asiento de nuestra empatía y el cofre de nuestra intuición.

Recientes investigaciones han indicado que esta región de la corteza cerebral presenta un papel clave en la capacidad de reconocimiento de emociones y de empatía.

 

Gracias a la ínsula aprendemos de nuestras experiencias, ya que vinculamos sensaciones subjetivas agradables o desagradables a aquello que hacemos y decimos y, de ese modo, vamos asociando comportamientos a consecuencias a través de lo que percibimos.

 

** Los expertos en neurociencia suponen que estas neuronas desempeñan una función importante dentro de las capacidades cognitivas ligadas a la vida social, tales como la empatía ―capacidad de ponerse en el lugar de otro― y la imitación ―fundamental en los procesos de aprendizaje―. La peculiaridad de estas células es que no solo permiten reflejar aquello que vemos fuera en nuestro interior a nivel motor, sino también a nivel emocional. Estas neuronas están conectadas al sistema límbico ―relacionado con la regulación de las emociones, la memoria y la atención―. Las neuronas espejo también reflejan las emociones de los demás en nuestro cerebro, no solo sus acciones.

 

En 1996 el neurobiólogo italiano Rizzolatti descrubrió las neuronas espejo. Estas son células que responden de manera rápida e inconsciente a algunos estímulos imitándolos. Son neuronas que nos permiten imitar o reflejar las acciones de los demás. Son las que hacen que los niños y niñas imiten a sus padres; sus gestos y palabras desde que son bebés. Existen evidencias científicas que señalan a estas neuronas como las responsables de que aprendamos, desde nuestros primeros años de vida, por imitación, lo que se denomina aprendizaje vicario.

Elevada capacidad sensitiva con los pequeños detalles y las percepciones sutiles

Aquellos que tenemos una alta sensibilidad emocional captamos un mayor número de estímulos y detalles sensoriales de nuestro entorno de todo tipo, tanto percepciones fisiológicas a través de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, como información más sutil como el estado anímico de las personas que tenemos delante, o la energía que se desprende entre dos o varias personas distinguiendo si es energía positiva o negativa. También solemos notar y fijarnos en si un cuadro está un poco torcido, si alguien lleva desabrochado un botón o si tiene un pelo en el jersey.

Nuestro cerebro procesa estos estímulos más intensamente y cómo consecuencia de esta mayor sensibilidad asociamos muy fácilmente sensaciones físicas con recuerdos y emociones.

 

Nos molestan, por ejemplo, las luces intensas, los ruidos, los olores fuertes, la rozadura de la etiqueta de nuestra camisas; pero también nos capacitan para apreciar y disfrutar intensamente de sensaciones placenteras como contemplar la belleza de una flor, una salida y puesta de sol, nos conmovemos con el arte, la belleza, la naturaleza, etc.

Facilidad para la sobreestimulación

Las personas con alta sensibilidad al captar y procesar profundamente gran cantidad de detalles en nuestro entorno y conectar muy directa y profundamente con los otros a escala emocional, nos sobreestimulamos y saturamos con más facilidad. Esta sobreactivación nos genera sensación de tensión, sensación de estar fuera de control ya que al haber mucho ruido mental nos dificulta pensar con serenidad y acabamos desembocando hacia una irritabilidad latente.

Con la sobreestimulación se alteran todos nuestros sistemas: Pensamiento, emoción y cuerpo. Si me dejas acompañarte a encontrar las respuestas sobre cómo gestionar la alta sensibilidad, en todo este aluvión de sensaciones, encontrarás un sinfín de posibilidades donde antes veías un problema de colapso de emociones.

 

¿Cómo gestionar el rasgo de alta sensibilidad emocional?

 

A grandes rasgos, te voy a proponer cuatro pasos, que serán mucho más efectivos y sostenibles si lo haces acompañado por un profesional:

 

  • Descubriéndolo: a través de hablar y relacionarte con grupos PAS, leer libros al respecto, etc.
  • Comprendiéndolo: con información veraz y contrastada. Cada vez tenemos más estudios que arrojan luz sobre los rasgos de los PAS.
  • Aceptándolo: ya que lo somos, aceptémoslo, saquémosle la luz, pulamos la sombra.
  • Integrándolo en nuestro día a día: naturalizándolo, permitiéndonos vivir en más paz y armonía con nosotrxs mismxs y nuestro entorno.
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